El fin de semana pasado fuimos al circo. Al de las hadas y princesas sobre hielo que está enfrente del CETYS Universidad. He ido a algunos circos sobre hielo anteriormente y creo que he presenciado mejores espectáculos.
Este es un circo chico pero de precios grandes. ¿Cómo está eso de que los niños a partir de un año de edad pagan boleto de adulto? En fin, la idea era divertirse y decidimos entrar, después de cuidarnos de los cocodrilos que había en el estacionamiento. Gracias a mi hijo que me aviso de esos animales :D
Al llevar a un niño a un circo uno esperaría que se emocionara al ver el acto de los payasos, pero en el intermedio se dio la siguiente conversación:
Yo: "Quédate tranquilo porque ya van a volver a salir los payasos"
Jorgito: "¡¡¡¡Noooooooooooo!!!!"
:(
En fin, se podría decir que la función está claramente dividida en dos partes, tanto por el intermedio como por la calidad entre ambas. La primera mitad es realmente aburrida. Las coreografías son muy lentas y algo desganadas. Las mentadas princesas salen un ratito y algunas de ellas simplemente le dan la vuelta a la pista y ya se salen.
La segunda mitad mejora bastante. La actuación de los payasos, si no es para carcajearte, al
menos te entretiene. Sale un Tarzán que dudo mucho que alguna vez haya estado en la selva. De hecho, dudo mucho que alguna vez le haya pegado el sol. Está tan pálido que cuando recién salió creí que traía alguna especie de malla blanca cubriéndole el cuerpo. Hasta eso que su actuación, junto con la de Jane y un gorila bastante feo, es de lo mejor que tiene el circo. De hecho fue lo único a lo que mi hijo realmente le puso atención y hasta se emocionó al ver "volar" a Tarzán.
Presentan también a un cuate que hace malabarismo con pelotas, que hubiera estado mejor si no hubiera puesto la mesa en la que estaba parado justo detrás de uno de los postes que detenían la carpa. Al menos no salí con dolor de cuello de estar algo torcido viendo como malabareaba 7 pelotas de tenis a la vez.
El circo, en cualquiera de sus formas, es un verdadero negocio. En cuanto llegamos, se nos
acerca uno de los "acomodadores" y nos ofrece pasarnos a la sección de luneta por 100 pesos. Es decir, nos ahorraríamos 50 de lo que hubiésemos pagado en la taquilla. Después de decirle varias veces que no, nos dejó ir medio de mala gana a tomar nuestros asientos "Está bien, caminen por ahí y hasta el fondo están sus lugares". Lo que queríamos era estar lo más alejados posible del hielo. No teníamos para nada la intención de salir del circo con un niño tosiendo.
Al rato salen los de las varitas luminosas: "20 pesitos. Solamente nos quedan 50 de estas varitas. Aproveche. Los niños que quieran una levanten su mano y los vendedores irán hasta sus asientos". Al menos mi hijo no se mostró ni emocionado ni interesado en las varitas esas. Lo único que le llamó la atención fueron los "globos", que en realidad eran algodones de azúcar. Al explicarle que no eran globos, también decidió ignorarlos.
Después sigue lo de la foto con las princesas: "Aproveche esta oportunidad única. Traiga a su niño a tomarse una foto con las princesas junto al hielo". Una niña se fue corriendo sobre la pista y terminó como el oso de la foto. Las señoras que estaban enfrente
de nosotros estaban emocionadas comprándole varitas luminosas a los 4 niños que llevaban, y apurándoles para que fueran a tomarse la foto, además de estarles retacando la panza de azúcar. Yo creo que por tanto algodón de azúcar, sodas y papitas era que no reaccionaban ni con las varitas ni con la foto. Pobres chamacos.
Terminó la función y nos regresamos al carro. No sin antes tomar las debidas precauciones para evitar ser mordidos por los cocodrilos. Hacía mucho tiempo que no íbamos al circo. Tal vez pasará mucho tiempo para volver a ir.