lunes, 12 de mayo de 2008

Pollos mutantes en Mexicali

¿Cómo se le llama a un ave que tiene 6 muslos, 3 piernas, 1 ala y media pechuga?

Respuesta: Los pollos asados que venden en una pollería por la Lázaro Cárdenas, poco antes de llegar al crucero del terror en el Blvd. Carranza. He tratado de imaginarme como se verán los pobres animales esos mientras aún están vivos y la verdad se me ha dificultado bastante. Al menos tienen muy buen sabor. Si cuando compran pollos asados siempre se andan peleando por los muslos, este es el lugar al que definitivamente hay que ir. Los muslos alcanzan para todos los que se sienten a la mesa.

Una mirada al pasado reciente en la Plaza Cachanilla

Pregunta: ¿Cómo puedes saber cuantos niños han llorado en los pasillos de la Plaza Cachanilla, o alguna otra similar, durante los últimos días?

Respuesta: Volteando hacia el techo y contando los globos.

Mi hijo ya aprendió a contarlos y hasta parece que le divierte verlos ahí.

viernes, 9 de mayo de 2008

Bebidas macho, bebidas hembra...

¿Por qué? Eso fue lo primero que me pregunté cuando los vi. ¿Cuál podría ser la diferencia? Tan extraño e inexplicable como puede sonar, pero resulta que las bebidas o alimentos lacteos Special K de Kellog, tienen sexo. Bueno, no sexo, sino género :D



En la imagen anterior se observa claramente, al dar click con el ratón, cómo la bebida, o alimento, con sabor a fresa es macho, tal y como lo indican las leyendas "NUEVO" y "BAJO EN GRASA". Por su parte, las bebidas sabor chocolate y vainilla están claramente etiquetadas como "NUEVA" y "BAJA EN GRASA".

Ahora me pregunto, ¿por qué si "chocolate" está en masculino y "fresa" en femenino, no concuerda con el género de estas bebidas? ¿o alimentos? Dejo esta disyuntiva a consideración de todos ustedes, los miles de lectores semanales de este blog.

viernes, 2 de mayo de 2008

El subgerente que no hablaba inglés

Ya se que el título suena como el típico cuento para niños, pero es una historia real y escabrosa que me pasó el día de ayer. Bueno, no fue realmente tan escabrosa, al menos no para mi, pero real si fue.
Ayer por la noche llegué a la Benavides que está en la esquina del Blvd. Carranza y la Calzada Cetys. Necesitaba comprar unas medicinas, ya era tarde y como abren las 24 horas decidí que era buena opción ir a ese lugar. Cuando llego veo como 6 carros en el estacionamiento y varias personas frente a la puerta de entrada. Me asombró un poco ver tanta gente a esa hora, casi la 1 de la mañana. Me estaciono, me acerco, y me doy cuenta que el cliente en turno es una señora norteamericana, de unos 50 años, con un muy bajo conocimiento del español y un problema al parecer de consideración con su esposo, para quien estaba intentando comprar algunos medicamentos. Y digo intentando porque es aquí donde se involucra en la historia "El subgerente que no hablaba inglés" (Música de suspenso en esta parte).
No se, no supe y realmente no me interesa qué medicamentos necesitaba esta persona, pero si pude constatar lo poco calificado que estaba para desempeñar ese puesto el susodicho subgerente. Ella le decía cuál medicamento y cuál no quería, cuál si y cuál no le servía, pero, sobre todo, cuantos necesitaba comprar. El pobre inútil no sabía ni siquiera los números en inglés, y al parecer tampoco sabía contar dedos de la mano. Mientras tanto, ella, desesperada, lo único que atinaba a decir era si el idiota ese se estaba burlando de ella y por qué le hacía eso.
En la fila, enfrente de mi, estaba una pareja en actitud semicalenturienta. No se si estaban así porque andaban en sus querencias o simplemente por el viento frío que se estaba sintiendo. Los menciono en la anécdota simplemente porque también me molestó la forma en la que se estaban burlando entre ellos de lo que le pasaba a esta señora. Por un momento llegué a pensar que estaban haciendo fila a esa hora porque se dieron cuenta que no tenían condones. Bueno, regreso a la historia original.
No se trata de presumir si me puedo comunicar en inglés o no, pero terminé explicándole como llegar al hospital más cercano que estuviera abierto a esa hora. No se si sería el más cercano pero las señas que le di fueron para llegar al único hospital que puedo ubicar cerca de ahí. A lo que quiero llegar es que no es posible que le den a alguien la responsabilidad de atender un establecimiento de ese tipo (farmacia), en una ciudad fronteriza, de noche y sin hablar nada de inglés, tomando en cuenta que está altamente propenso a tener clientes que solamente hablen ese idioma. En muchas ocasiones nos quejamos de cómo nos tratan en Estados Unidos, pero deberíamos fijarnos también en lo que hacemos batallar a personas que vienen de otros países y que tienen un problema. No es tan difícil ayudar.

Talleres eléctricos

Al parecer los talleres autoeléctricos en Mexicali funcionan de manera que pareciera que no quieren trabajar.
El fin de semana pasado, de repente me quedé sin direccionales ni intermitentes en mi carro. Después de una leve revisión fue obvio que no eran ni los focos ni los fusibles, de tal forma que tuve que salir a buscar un taller donde me pudieran solucionar el problema. Es fácil, me dije a mi mismo, puesto que por todos lados te encuentras anuncios de talleres eléctricos. Para efectos de rapidez y facilidad en cuestión de tener que ir a comprar alguna pieza que pudiera resultar necesaria, decidí ir con los mecánicos que están fuera del Autozone de la Lázaro Cárdenas, cerca del puente del periférico. Llego, un cuate se acerca al carro y le explico lo que sucede. Se retira en dirección a otro de sus compañeros, le comenta algo, supongo que le explicó cual era el problema con el carro, regresa y me dice que no me pueden ayudar porque el eléctrico no fue a trabajar ese día. :| O sea que el taller eléctrico no tiene mecánico eléctrico. ¿Y los otros 5 que están ahí que hacen? Bueno, di media vuelta, me subí al carro y salí a buscar otro taller que me quedara de camino al trabajo. Encontré uno más, con su letrero de taller autoeléctrico en la pura entrada. Me detengo, se acerca el mecánico, que dicho sea de paso tardó un rato en decidirse a levantarse de su mecedora, le explico lo que pasa con el carro, le hace como que lo revisa y me dice que necesito llevarlo con un eléctrico. Así es, el del taller eléctrico me mandó a buscar un eléctrico :S
Ahí ya empecé a pensar que las cosas estaban realmente mal con mi carro. Me imaginé que así son también los doctores cuando les cae un paciente con una enfermedad muy grave y ninguno se anima a entrarle.
Un tercer taller. Mismo procedimiento, pero en esta ocasión, el mecánico, que estaba platicando con otras dos personas, me dice que tiene mucho trabajo, que le lleve el carro más tarde. Un cuarto taller, especialista en carros japoneses, misma historia, no hacen ese trabajo. Lo bueno que ahí si me recomendaron un buen lugar a donde ir. No hay quinto malo.
Esa fue la historia. Espero no tener negocios con mecánicos hasta que al carro le toque la siguiente afinación.