Lo más seguro es que ya haya pasado. Este año ni por la televisión seguí la ceremonia del grito. Y aunque así hubiese sido, de seguro habría llegado tarde a la transmisión como me pasó el año anterior. El grito ya es como la misa de gallo en año nuevo, en unos años más lo van a dar a las 8 de la noche para que las señoras regresen temprano a sus casas a seguir viendo sus telenovelas, y será patrocinado por alguna empresa de prestigio. Seguramente será algo como: "Galletas Saltoncitas, las galletas favoritas de los cevicheros, presentan El Grito..."
Ante tal situación, yo daré mi propia versión del grito, con respeto del presidente que para el grito del siguiente año ya estará entregando el changarro a su sucesor.
¡Viva México!
¡Vivan los que se parten el alma día con día para llevar honradamente algo de comer a sus casas!
¡Vivan los que a pesar de las adversidades de la vida, se preocupan por dar educación y enseñar valores a sus hijos!
¡Vivan los que hablan con la verdad, y viven con la verdad!
¡Vivan los que respetan y los que se dan a respetar!
¡Vivan los que sueñan con un mejor futuro, con libertad, tranquilidad y armonía!
¡Vivan los que se preocupan por forjar ese futuro!
Ese es el México que se merece vivir y en el que nos merecemos vivir.
Los heroes que nos dieron patria viven en nuestros recuerdos, en nuestras historias que aprendimos en la infancia y en nuestras ilusiones de lograr un mejor México para todos. Lamentablemente, para muchos solamente viven en los billetes.
Y aunque la publicación ya está lista, voy a presionar el botón de publicar hasta después de las 12, ya cuando sea 16 de septiembre.
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