Una noche en la que dos equipos que parecían destinados a estar en la postemporada dejaron escapar su oportunidad. Dos equipos que hasta hace unas semanas parecían haber puesto fin a sus esperanzas, lograron lo que parecía una misión imposible.
Una noche donde los relevistas de lujo fallaron, donde los heroes y villanos más improbables aparecieron y donde los grandes resolvieron como se esperaba. Donde la lluvia provocó una espera y generó tensión adicional, y gracias a ella los tiempos en los que sucedieron las cosas dieron un tinte aún más dramático y a la vez espectacular al fin de la temporada regular.
Rodó champagne y rodaron lágrimas. Uno de los peores equipos en esta temporada celebró como si hubiesen ganado la Serie Mundial. Dos de los mejores simplemente vieron cómo la gloria escapaba de sus manos. No porque se las arrebataran, sino porque simplemente la dejaron ir. Otros dos, sin demeritar en ningún momento el esfuerzo que realizaron, tomaron lo que sus rivales les entregaron en bandeja de plata.
Empiezan ahora unas series de playoffs que seguramente superarán en emociones y dramatismo a lo que se vivió en este último día. 8 contendientes y 1 sólo campeón.
¿Habrá quien siga dudando que este es el rey de los deportes?
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